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01 octubre 2007

Pendragón. Año 524

De cómo los caballeros de Arturo se enfrentaron a una invasión de los Pictos

"Un grupo de nobles exiliados de Ganis llegaron este año a la corte de Arturo, incluyendo a un joven que desconocía su linaje y que todo el mundo llamaba el Escudero del Lago. Ese mismo año, un grupo de caballeros de Arturo viajó a las tierras de los Pictos para escoltar a un sacerdote, pero terminaron evitando una invasión a gran escala de los salvajes del norte." - Saxo Grammaticus, cronista.

Este año, Ywain, hijo del Rey Uriens y uno de los Triple Buscadores junto a Sir Gawain y Sir Marhaus de Irlanda, es nombrado Caballero de la Tabla Redonda

Silchester sigue asediada por Sir Griflet al comienzo del año. A lo largo del año termina cayendo y los hijos de Ulfius son hechos prisioneros. Pero no se logra encontrar a Sir Uffo, el líder de la rebelión. Algunos dicen que ha huido a Francia y otros que se esconde en las tierras de los Pictos.

Antes de Pentecostés, un hombre llega a la corte. Es Sir Melodiam, uno de los hijos del Rey Pellinore. Ante todos los presentes acusa a Sir Gawain de haber asesinado a traición y deshonrosamente a su padre, el buen Rey Pellinore y dice estar dispuesto a probarlo en combate, con el Dios de las Batallas como testigo. Gawain niega ser un asesino y acepta el reto. Al día siguiente los dos caballeros luchan ferozmente, pero Sir Gawain resulta ser el más fuerte. Sir Melodiam, desarmado y herido, sigue manteniendo su acusación y Sir Gawain le decapita.

"Vaya, era mi primera opción" - Sir Soland, al darse cuenta de que Sir Gawain no podrá volver a ser acusado de asesinar al Rey Pellinore.

En el torneo de Pentecostés de este año Sir Nerovens destaca especialmente, pero al fin el galardón de la Meleé se le entrega a Sir Gawain. Sir Nerovens también está a punto de vencer en las Justas, pero en el último enfrentamiento Sir Gawain le derriba. Parece que el Dios de las Batallas sonríe especialmente a Sir Gawain este año.

Antes de partir, Sir Nerovens se encuentra en la corte con Sir Agravain, hermano de Sir Gawain y sobrino de Arturo. El caballero del clan de Orkney realiza un comentario despectivo sobre el comportamiento de Sir Hewgon, padre de Sir Nerovens, en el asedio de Londres, de cómo acabó de forma deshonrosa con un enemigo Sajón. Sir Nerovens, ofendido, desafía a Sir Agravain a una justa. En la justa, que se celebra al día siguiente, Sir Nerovens derriba a Sir Agravain, y después dice "Sir Pellinore estará contento de este resultado". Muchos oídos escuchan esta declaración, incluyendo a Sir Gawain. Y ese fue el primer enemigo que se ganó Sir Nerovens este año.

"Si yo fuera vos, no viajaría solo por los bosques a partir de ahora, mi señor Sir Nerovens" - Sir Julian, recordando como los Orkney son conocidos por su amor a la familia... y su carácter vengativo

Posteriormente, traen a un caballero en una litera. El hombre está herido, y pide que algún caballero le quite las armas que aún están clavadas en su cuerpo. Pero aquel que lo haga deberá estar dispuesto a acabar con todo aquel que ame a su enemigo más que a él. El caballero también confiesa que él mismo mató a su enemigo, pero que no revelará el nombre de sus aliados hasta después de ser curado. El Rey Arturo le da la bienvenida a su corte, pero advierte a sus caballeros más cercanos que no tomen esta aventura, puesto que la petición del caballero es demasiado difícil de cumplir.

Entonces los heraldos anuncian la llegada de extraordinarios visitantes. Vivianne, una de las Damas del Lago, llega a la corte con tres jóvenes caballeros. Dos de ellos son Sir Bors y Sir Lionel, hijos del Rey Bors de Ganis, uno de los dos reyes de Francia que ayudaron a Arturo en las guerras contra el Rey Lot. El otro es un joven escudero que no sabe su nombre ni su linaje. La Dama del Lago pide a Arturo que arme caballero al escudero, que ella llama el Escudero del Lago, siempre que sea con las armas y armaduras que ella le regale. El Rey Arturo quiere armar él mismo al joven, pero Vivianne se niega. Al fin, el Rey acepta nombrarle caballero en una gran ceremonia en la que se nombrará a muchos otros jóvenes preparados para ser caballeros. La Reina Ginebra da la bienvenida también al joven a la corte.

Al día siguiente se arma caballeros a un gran número de escuderos. El Escudero del Lago es el último, tras una muy larga ceremonia. Finalmente, el Rey Arturo nombra caballero al joven, llamándole el Caballero del Lago. Después toda la corte se va a oír misa. Pero Sir Soland se da cuenta de que el Arturo no ha terminado la ceremonia, puesto que no ha ceñido la espada a la cintura del caballero. Sir Soland se promete a sí mismo recordárselo a Arturo, pues sería deshonroso no nombrar caballero al joven con todos los ritos necesarios.

"Voto a tal que este es el caballero más extraordinario que nunca he visto" - Sir Nerovens, asombrado de cómo el Caballero del Lago es capaz de aguantar el sermón de los curas como si de verdad le interesase

Después de la misa, hay un gran tumulto cuando el joven Caballero del Lago cura al caballero herido que había llegado a la corte, y acepta el reto de vencer a todos sus enemigos. Arturo le reprende por su temeridad, pero el caballero replica que no podía soportar ver al caballero sufriendo.

Esa noche, durante la cena, una dama llega a la corte desde Nohaut. Dice que su señora está siendo asediada por el Rey de Northumberland y que necesita la ayuda de caballeros valerosos. Antes de que nadie pueda reaccionar, el Caballero del Lago se arroja a los pies de Arturo y le pide, como favor que se le debe por haber sido nombrado caballero, que Arturo le ceda esta demanda. Al principio, el Rey rehúsa, pues el caballero es muy joven, pero Sir Gawain y su primo Sir Ywain convencen a Arturo de que debe permitir al caballero probarse. El Caballero del Lago se marcha y vuelve armado con las magníficas armas de Vivianne, la Dama del Lago, y pide a la Reina que le permita ser su caballero. Pero Arturo responde que sólo los caballeros probados pueden ser Caballeros de la Reina. Y el Caballero del Lago replica que entonces se probará a si mismo si es digno.

Días después, Arturo pide a un grupo de caballeros que escolten a un sacerdote al norte para evangelizar a los Pictos. Sir Nerovens, Sir Soland y Sir Julian aceptan el encargo. El Rey Arturo despide a los caballeros en una gran fiesta. El Padre Tathan es el sacerdote que se ha presentado voluntario para evangelizar a los Pictos, una tarea que está dispuesto a llevar a cabo incluso aunque esto le cueste el martirio.

Antes de partir, el Rey Uriens pide a los caballeros que lleven una carta lacrada a Bagdemagus, que está gobernando en su reino de Gorre como su regente. Sir Soland coge la carta y la guarda a buen recaudo.

"Bah, para qué abrirla. Después de todo, no se leer" - Sir Nerovens, desistiendo de abrir la carta del Rey Uriens.

Los caballeros parten hacia el norte a través de la carretera del Rey. Cruzan Clarence y Wuerensis, y la lejana Malahaut, y toda Cumbria hasta llegar al Muro de Adriano, en un viaje de muchas semanas, ya que el Padre Tathan insiste en hacerlo a pie. Sir Soland, Caballero del Grial, también imita al devoto sacerdote y hace el viaje a pie, tanto él como su escudero

Al llegar al monasterio de Hoddom, el Padre Tathan pide a los caballeros que se desvíen del camino para visitar la tumba del Santo Ninian, el sacerdote que más le ha inspirado para esta misión. Al principio los caballeros se niegan, especialmente Sir Nerovens, pero finalmente aceptan.

Tras una semana los caballeros llegan a la tumba y monasterio de San Ninian. Sir Nerovens y Sir Soland acompañan al Padre Tathan en oración en la cueva donde murió San Ninian, pasando toda la noche en vela. El buen caballero, Sir Julian, prefiere pasar la noche también en vela, pero en brazos de una novicia del monasterio...

"Vamos, mi señora, tomad un poco más de caldó" - Sir Julian, compaginando sus dos mayores placeres

Días después, los tres caballeros y el Padre Tathan llegan a Gaiholm, la capital de Gorre. Allí se encuentran con el Sir Bagdemagus, sobrino del Rey Uriens y regente del reino desde que su tío se mudó a la corte de Arturo. Bagdemagus recibe la carta del Rey Uriens de manos de Sir Soland y el mensaje del Rey Arturo de boca de Sir Nerovens. Le agrada la idea de que el Padre Tathan trate de evangelizar a los Pictos y le dice a los caballeros que viajen hasta Strangorre, donde reina el vasallo de su tío, el Rey Brangore.

A la salida del Gran Salón, los caballeros se encuentran con Sir Meliagrance, el hijo de Bagdemagus. El joven se burla de los caballeros, diciendo que esperaba que los caballeros de Arturo fueran más altos y poderosos. Sir Nerovens está a punto de aceptar un desafío del joven caballero, pero Sir Bagdemagus llega y, con corteses palabras, pide a los dos caballeros que se avengan a razones y no luchen. Sir Nerovens acepta, pero mira amenazador a Sir Meliagrance.

"Sir Nerovens, os estáis ganando demasiados enemigos este año" - Sir Soland

Los caballeros parten días después hacia Strangorre y llegan a la ciudad costera de Alclud. Allí se entrevistan con el Rey Brangore. El Rey les da las gracias por haber acompañado al Padre Tathan hasta su reino en esta devota misión. El Padre Tathan se marcha un par de días después hacia los Páramos Pictos, agradeciendo a los caballeros su compañía y su escolta.

La misión de Arturo ha terminado, pero pronto una nueva aventura se les presenta a los caballeros: el Rey Brangore les pide ayuda contra una poderosa banda de Pictos. Las cosas no han sido fáciles en Strangorre los últimos años. Han perdido muchas tierras a manos de Galeholt, un gran caballero irlandés que dicen es hijo de un gigante, y que se está forjando un gran imperio en el norte. Pero lo que es peor, los Pictos, que siempre han hecho incursiones sobre su reino, ahora atacan en números nunca vistos y matan y destruyen todo lo que pueden, en lugar de limitarse a robar unas cuantas cabezas de ganado como antaño. El Rey Brangore necesita la ayuda de Bagdemagus, pero este no enviará caballeros a ayudarle si no se le convence de que la amenaza de los Pictos es más seria que la del Duque Galeholt.

Los caballeros aceptan ayudar al Rey Brangore y este les envía a las fronteras de su reino, para que averigüen lo que puedan en las tierras de los Pictos.

Durante varios días los tres caballeros viajan por el país de Strangorre. Un día alcanzan una aldea recientemente saqueada. Los campesinos les informan de que una banda de Pictos les ha atacado al amanecer. Sir Julian, el mejor cazador del grupo, comienza a seguir el rastro, que se adentra en las tierras de los Pictos.

Tras unas horas los caballeros dan con los Pictos. Son una docena de incursores que avanzan a buen ritmo hacia un desfiladero. Temiendo que los Pictos preparen una emboscada al llegar allí, los caballeros cabalgan velozmente para darles caza antes de que alcancen el desfiladero. Pero sorprendentemente, los Pictos les esperan, agitando una bandera blanca.

Sorprendidos, los caballeros avanzan para escuchar lo que los salvajes tienen que decir. Su líder, un pequeño Picto, desnudo y cubierto de tatuajes azules como todos sus compañeros, comienza a hablar en un inglés rudimentario.

En un giro inusual, los Pictos ofrecen a los caballeros que uno de ellos luche contra su campeón en un duelo a muerte. Si el campeón Picto gana, los caballeros volverán a Strangorre y no tratarán de evitar las incursiones por un mes. Si el caballero es el que gana, serán los Pictos los que dejen de hacer incursiones por todo un año.

Los caballeros desconfían de los Pictos, pero estos apelan al Honor de los guerreros para honrar el pacto. Finalmente, Sir Nerovens acepta el reto. Los Pictos se quedan cercan del desfiladero mientras uno de ellos corre a buscar a su campeón. Los caballeros esperan sobre sus caballos, temiendo algún truco sucio.

Se acerca la noche cuando el campeón Picto llega: un enorme hombre tan grande como un Sajón, con una cota de mallas sin duda robada a un buen caballero y una enorme hacha a dos manos. Sir Nerovens baja de su caballo, embraza su escudo y desenvaina su espada. Los dos guerreros se estudian mientras amagan golpes. El enorme Picto grita salvajemente, se abalanza sobre Sir Nerovens... y este esquiva su golpe y le mata de un solo golpe.

"Habéis ganado, Sir Soland. En verdad pensé que el Picto aguantaría al menos dos golpes" - Sir Julian, aceptando caballerosamente haber perdido una apuesta

Los Pictos se quedan conmocionados por un momento, y después comienzan a gritar y a acusar a Sir Nerovens de haber hecho trampa. Mientras Sir Nerovens trata de justificarse, diciendo que ha sido una pelea limpia... ¡los Pictos le atacan a traición! Sir Soland y Sir Julian cargan con sus caballos contra el grupo de Pictos, mientras Sir Nerovens va derribando a un enemigo con cada golpe. Mientras luchan con sus enemigos, otro grupo numeroso de Pictos, armados con grandes hachas a dos manos, surge de más allá del desfiladero. Los caballeros luchan valientemente, derribando a media docena de enemigos cada uno, y cuando los Pictos con hachas se unen a la refriega también comienzan a caer derribados, pues no son rivales para los tres caballeros. Finalmente, los pocos Pictos supervivientes se retiran hacia el desfiladero y los caballeros quedan dueños del campo, pero todos tienen varias heridas, así que deciden no perseguirles.

Esa noche, mientras acampan, los caballeros comienzan a encontrarse mal. Las armas de los Pictos debían estar envenenadas, puesto que los caballeros se encuentran cada vez más débiles. Al día siguiente se sienten aún peor y temiendo tener que luchar en ese estado, regresan a Strangorre.

Durante dos días cabalgan enfebrecidos y al cuidado de sus escuderos, pero al fin Sir Soland, atacado por la fiebre, siente acercarse su fin, y se arrodilla, invocando el poder del Santo Grial para que les salve de una muerte ignominiosa. Cuando termina de rezar se levanta e, inspirado, se encamina como en un trance por una senda que termina en un pueblo.

En el pueblo los aldeanos cierran sus puertas y ventanas, pero Sir Soland avanza hasta llegar a una casa en cuya puerta hay un gran caldero. Entre febriles delirios, Sir Soland cree que el caldero es el Caldero de la Diosa, una de las manifestaciones del Santo Grial, y llama a la puerta, hasta que de ella sale una anciana. Los caballeros le piden ayuda, y la anciana se presenta como Melingell y dice que les vio acercarse en una visión. Sir Julian nota que la anciana quiere ser alabada y comienza a mostrarse muy cortés con ella. La vieja Melingell, ruborizada, les hace entrar en la cabaña y les prepara una extraña poción. En poco tiempo los caballeros comienzan a sentirse mejor, mientras el veneno es expulsado a través de su sudor.

Melingell les advierte de que los Pictos representan una seria amenaza. En sus visiones ha visto a su líder, el hechicero picto Uuthiol, montando en un jabalí gigante y liderando una enorme horda de Pictos que reduce los reinos del Norte a cenizas. También les dice que Uuthiol tiene un gigante como aliado, y que no deben enfrentarse a ambos a la vez si quieren sobrevivir

"En cuanto regresemos a Camelot haré que un monje escriba en tres pergaminos las tres veces que el Grial me ha ayudado, y los llevaré como un sello que recuerde a todos la grandeza del Santo Caliz" - Sir Soland, el Caballero del Grial

Tras un día de descanso, los caballeros regresan a Alclud para comunicar sus descubrimientos al Rey Brangore. El Rey se queda muy preocupado con la información que los caballeros han obtenido, y les pide a los caballeros que viajen a Gorre para convencer a el Senescal Bagdemagus de que envíe caballeros para enfrentarse a los Pictos. Brangore también piensa que podrían hablar con el Rey Conall sobre el peligro de los Pictos. Conall es un Rey Irlandés con tierras al oeste. Aunque muchas veces ha luchado contra Strangorre, la amenaza de los Pictos pone en peligro a todos, y podría ser convencido para enviar tropas a ayudar.

Los caballeros aceptan ambos encargos y se dirigen primero a Gorre.

El Senescal Bagdemagus escucha con atención las palabras de los caballeros de Arturo. Promete pensarlas con detenimiento, y mientras tanto invita a los caballeros a participar en un torneo que está organizando. Sus caballeros no están acostumbrados a participar en torneos, así que Bagdemagus espera que Sir Nerovens, Sir Soland y Sir Julian le ayuden como jueces del torneo, habida cuenta de su experiencia en similares eventos organizados en Logres y Camelot.

En el torneo de Bagdemagus, sus caballeros demuestran no conocer excesivamente las distintas costumbres, como los arreglos necesarios de los yelmos. Un joven caballero, Sir Gorud, es especialmente inepto. Bagdemagus le reprende duramente, pero Sir Soland pide al Senescal que sea condescendiente con el joven.

"Evidentemente, este joven no tiene ni la más mínima idea de cómo comportarse en un torneo... eh, uh, bueno, pero no es necesario que le expulséis, mi señor. Todo es cuestión de práctica" - Sir Julian, después de ver cómo Sir Bagdemagus está a punto de degradar a Sir Gorud

En la melé, Sir Nerovens dirige al equipo de caballeros visitantes. En el bando contrario luchan el joven Sir Meliagrance y un misterioso caballero que no habla por una promesa hecha a su dama, según su escudero. Sir Nerovens dirige a su equipo con gran pericia, y Sir Julian y Sir Soland derriban a muchos caballeros con espada y lanza. Cuando incluso Sir Meliagrance y el caballero misterioso caen ante los tres caballeros de Arturo, la meleé termina, con el bando liderado por Sir Nerovens como vencedor.

No hay justas en este torneo, así que después de la meleé se disputan los desafíos individuales. El caballero misterioso desafía a Sir Nerovens, pero este le derriba y después le vence con la espada. Después, un caballero de la corte de Sir Bagdemagus, que no parece ser demasiado amigo de los hombres de Arturo, desafía también a Sir Nerovens, con armas normales y no de justa. Sir Nerovens derriba también a este caballero y le hiere gravemente, hasta que Sir Dustran, pues así se llama el caballero, suplica merced. Cuando el joven Sir Meliagrance trata de luchar también contra Sir Nerovens, cubierto de sangre y cansado después de un largo día de lucha, el caballero de la Tabla Redonda, despectivo, le responde: "Id con vuestra madre". Todos ríen y Sir Meliagrance se retira avergonzado. Y este fue el segundo enemigo mortal que Sir Nerovens se ganó este año.

"Definitivamente, no le caéis bien" - Sir Soland a Sir Nerovens, mientras observa cómo Sir Meliagrance se aleja humillado

El Senescal Bagdemagus, al final del torneo, felicita a los caballeros, puesto que se han portado honorablemente y que uno de los propósitos del torneo era determinar la virtud y la habilidad de los caballeros. Sir Bagdemagus les informa de que enviará a veinticinco caballeros para ayudar al Rey Brangore, y que en dos semanas estarán de camino a Alclud.

Los tres caballeros dejan Gaiholm y se dirigen a las tierras del Rey Conall, para tratar de convencer al caballero Irlandés de que envíe también ayuda a Strangorre. En el camino los caballeros ven acercarse a otros dos caballeros, y Sir Julian reconoce a uno de ellos: es su primo Henri, que era un escudero la última vez que Sir Julian visitó Ganis, el mismo año que se libró en Britania la titánica batalla de Badon. En estos años Henri ha sido nombrado caballero, y este año ha llegado a Britania junto con otros muchos caballeros exiliados de Ganis, puesto que el Rey Clovis de los Francos ha terminado por derribar los últimos reductos de hombres fieles a los viejos reyes Ban y Bors. El otro caballero que viaja con Sir Henri es Sir Aflred, el hijo de Sir Callaghan, que el año pasado luchó junto con Sir Nerovens en contra de los traidores hijos del Duque Ulfius. Los dos caballeros han salido en busca de aventuras y han terminado llegando hasta el Norte, y deciden unirse a los tres caballeros en su búsqueda.

Los cinco caballeros viajan hasta las Islas Largas, el reino del Rey Conall. Por el camino Sir Henri cuenta como muchos otros caballeros de Ganis han llegado a Camelot, y como todos han aceptado a Sir Bors y Sir Lionel, hijos del Rey Bors, como sus líderes. El Rey Arturo, siempre generoso, ha entregado tierras a los más nobles de entre ellos, y a otros, como Sir Henri, les ha permitido servirle como caballeros mantenidos en Camelot.

En las Islas Largas, los cinco caballeros se encuentran con una banda de Irlandeses armados que muy cortésmente les indican cómo llegar a Dunadd, la capital. Los caballeros sospechan que los Irlandeses son incursores que van a saquear las tierras de Strangorre, pero prefieren no enemistarse con el Rey Conall antes de conocerle y prosiguen su camino, con las objeciones de Sir Alfred.

En Dunadd, el Rey Conall escucha a los caballeros y les responde que está dispuesto a cederles un grupo de caballeros... tantos como puedan derribar en una justa. Sir Alfred derriba a un caballero Irlandés, pero después es derribado. Sir Julian no tiene tanta suerte y es derribado por el mismo caballero que venció a Sir Alfred. Pero su primo Sir Henri le venga, al derribar a este buen caballero. Sir embargo, después Sir Henri es también derribado. Sir Nerovens consigue descabalgar a cinco caballeros irlandeses antes de ser derribado a su vez.

"Mi turno..." - Sir Soland, cogiendo una lanza de justa

Sir Soland es el único caballero de Arturo en pie, pero demuestra porqué es famoso por su lanza: derriba sucesivamente a cinco caballeros y a Sir Flann O'Hara, el campeón del Rey. Sir Flann resulta ser el misterioso caballero del torneo de Gorre, que confiesa a los caballeros que no quería desvelar que era primo del Rey Conall puesto que los dos reinos se han enfrentado en múltiples ocasiones. Después de un breve descanso, Sir Soland se dispone a seguir derribando caballeros Irlandeses, pero entonces Sir Alfred sale corriendo hacia el centro del campo de justas. Sir Alfred se ha dado cuenta de que el caballero que está justando con Sir Soland lleva una lanza auténtica, y no una lanza de justa. El caballero Irlandés se detiene, pero Sir Soland no, y le derriba, caballo y jinete incluido.

Después de unos momentos de confusión, los caballeros de Arturo acusan al caballero Irlandés de haber intentado atentar contra la vida de Sir Soland. Pero el Rey insiste en que algún escudero debe haber cometido un error, y detiene la justa. Acepta enviar a todos los caballeros derribados, y aún cinco más, y un grupo de cuarenta soldados, como compensación por este desgraciado incidente. Sir Flann O'Hara confiesa a Sir Soland que posiblemente esto no ha sido un accidente, sino un ardid del Rey Conall para no seguir perdiendo caballeros. Aún así, ruega a Sir Soland que no actúe contra su primo el Rey, y el caballero de la Tabla Redonda así lo hace.

Finalmente, el ejército que se adentra en los páramos Pictos está formado por cuarenta y cinco caballeros de Gorre y Strangorre al mando del hijo del Rey Brangore, el joven Sir Geriant; dieciocho caballeros y cuarenta soldados Irlandeses al mando de Sir Flann O'hara; y los caballeros de Arturo: Sir Nerovens, Sir Soland, Sir Alfred, Sir Julian y Sir Henri.

El ejército termina llegando a la base principal de los Pictos, un fuerte recientemente creado en una colina, con empalizadas de madera y grandes puertas. Será difícil tomarlo al asalto y es de prever que se perderán muchos buenos caballeros.

Antes de comenzar el combate, se decide quien debe liderar el ejército. Sir Geriant debería ser el líder, pero Sir Nerovens piensa que Sir Geriant es demasiado joven e inexperto. Pero mientras se está discutiendo por el liderazgo, el padre Tathan aparece. Lleva semanas predicando entre los Pictos, con pocas conversiones, pero piensa que aún puede ayudar y evitar un derramamiento de sangre innecesario: se ofrece a ir a hablar con los Pictos y tratar de convencerles de que abandonen la senda de la violencia. Los caballeros tratan de disuadir al padre Tathan, pero este parece determinado a lograr su propósito o sufrir martirio.

Junto al fuerte se encuentra la entrada de una cueva, y los caballeros sospechan que el gigante que se supone ayuda a los Pictos puede encontrarse allí. Sir Henri propone explorar la cueva, pero el resto no lo ve prudente a plena luz del día, debido a los Pictos que podrían estar vigilándola.

En ese momento hay un gran tumulto en el ejército, y los caballeros ven al Padre Tathan y a un caballero cabalgando hacia la empalizada. Los cinco caballeros de Arturo suben a sus caballos y cabalgan veloces para detenerles. Sir Alfred es el más rápido y detiene el caballo del Padre Tathan. Cuando el resto de caballeros llegan descubren que Sir Geriant es el caballero que cabalga junto al sacerdote. Sir Geriant dice que el Padre Tathan es un hombre santo, y que se le debería permitir intentar su idea de hablar con los Pictos. Los caballeros tratan de razonar con Sir Geriant, pero este rehúsa entrar en razón. Finalmente, Sir Alfred se lleva al Padre Tathan en la grupa de su caballo y Sir Nerovens ordena a Sir Geriant que vuelva. Impotente, Sir Geriant acepta, pero reprende a Sir Nerovens por su falta de devoción. Y ese fue el tercer enemigo que se ganó Sir Nerovens ese año.

"Oh, vamos Sir Nerovens. ¡Lo estáis haciendo adrede!" - Sir Soland, viendo como Sir Geriant se aleja, lleno de cólera

El Padre Tathan sigue empeñado en hablar con los Pictos. Al fin, los caballeros transigen, ya que piensan que de lo contrario el sacerdote irá solo y será asesinado. Al llegar a la puerta los Pictos se niegan a dejar pasar a todos. Aceptan que el sacerdote sea acompañado por un caballero, y Sir Alfred se ofrece voluntario. El sacerdote y el caballero entran en el fuerte mientras el resto de caballeros esperan en la puerta, preocupados.

Pero Sir Henri sigue determinado a explorar la cueva, esperando encontrar, si no al gigante, sí al menos una entrada secreta. Cabalga hasta la cueva y, temiendo hacer demasiado ruido, se quita su armadura antes de entrar. El túnel acaba pronto en una pequeña cueva donde ve a un gigante dormido. Sir Henri coge su espada con las dos manos y golpea al gigante en el cuello, pero no consigue matarle. El gigante despierta y trata de matar al caballero, pero Sir Henri esquiva sus golpes hasta que consigue salir de la cueva. Allí, Sir Nerovens, Sir Soland y Sir Julian le ven salir y cabalgan para ayudarle. Sir Soland consigue llegar el primero y atravesar al gigante con su lanza, derribándole. Sir Henri aprovecha que el gigante está en el suelo para cortarle la cabeza.

"¡Pero primo, estáis más loco que Sir Nerovens!" - Sir Julian, después de ver a Sir Henri luchar contra un gigante... ¡sin armadura!

Mientras tanto, el Padre Tathan trata de convencer al líder de los Pictos de que desista de sus planes. El Picto, un hechicero desnudo y de mirada perdida, asiente pero sin prestar mucha atención. Finalmente, responde que Sir Alfred puede marcharse, pero que el Padre Tathan se quedará para servir de alimento a su amigo, el gigante Simutar. Sir Alfred se niega a abandonar al Padre Tathan, y el hechicero ordena que los maten a los dos. Sir Alfred comienza a luchar con los Pictos, derribando a tres de ellos, pero muchos siguen entrando en la choza. El Padre Tathan se arrodilla en el suelo y reza pidiendo la ayuda de Dios. Y entonces un trueno suena en un cielo sin nubes, y un rayo derriba el techo. Los Pictos quedan aturdidos momentáneamente, e incluso el Padre Tathan parece asombrado. Pero Sir Alfred es el primero en reaccionar y de un solo golpe decapita al hechicero Picto.

En la confusión, Sir Alfred escapa junto al Padre Tathan, con la cabeza del hechicero en su mano. En el exterior los Pictos ven al gigante muerto, y en el interior a un caballero con la cabeza de su líder, y muchos pierden su coraje y comienzan a huir. El ejército de caballeros aprovecha para asaltar las puertas y al quedar pocos defensores, pronto consiguen derribarlas. Lo que sigue es una terrible carnicería de la que pocos Pictos escapan. Es como si la muerte del hechicero hubiera roto las cadenas que mantenían unidos a los Pictos y los salvajes huyen cada uno en una dirección.

"Sir Alfred el Asesino de Pictos. Suena bien" - Sir Alfred, pensando en el futuro.

El ejército victorioso regresa a Alclud, pero aún queda una prueba que superar. Por la noche, mientras todos duermen, Sir Soland recibe una visión en sueños, que le alerta de un terrible peligro. Cuando despierta se dirige a la caja en la que está guardada la cabeza del hechicero Picto, y al abrirla observa como esta se ríe. Sir Soland levanta su espada y parte la cabeza por la mitad. Pero cuando la sangre resbala de su arma y toca el suelo, un terrible bramido llega de un bosque cercano. Sir Soland observa como un gigantesco jabalí avanza hacia el campamento. Aterrado, sólo acierta a dar la alarma, pero no puede moverse cuando el jabalí se dirige en línea recta hacia él. Sir Henri, sin armadura, trata de interponerse en su camino, pero el jabalí le empuja. Sir Soland ve la muerte frente a él por segunda vez en poco tiempo, pero esta vez no necesita invocar la ayuda del Grial: Sir Nerovens, espada en mano, se lanza contra la infernal bestia y la derriba de un solo golpe.

La amenaza de los Pictos ha sido destruida, quizá para muchos años. El Rey Brangore recibe a los caballeros como héroes y les ofrece ricos regalos. El Padre Tathan se queda en el Norte, venerado por los lugareños después de que la noticia de cómo invocó el Rayo Divino se extienda por los reinos del Norte, contada por los caballeros del ejército que fueron testigos del milagro. Sir Soland pide que se construya una iglesia en la aldea donde tuvo una visión del Grial, y cuando la visitan, convence a la vieja Melingell de que viaje con ellos al sur, para vivir con todos los honores en las tierras de su padre, el Conde Morians. Sir Geriant también les acompaña, para pasar un tiempo en Camelot y conocer la corte, pero durante todo el trayecto se niega a hablar con Sir Nerovens. En Gaiholm, el Senescal Bagdemagus les felicita también.

Los cinco caballeros de Arturo, después de un viaje sin muchos incidentes terminan llegando a Camelot. El Rey Arturo les recibe con todos los honores, y después de oír el relato de sus aventuras hace grandes muestras de asombro. Felicita a todos los caballeros, tanto a los tres que encargó la misión original como a Sir Henri y Sir Alfred que tanto ayudaron a derrotar a los Pictos, venciendo al hechicero y al gigante.

En Camelot también reciben noticias del Caballero del Lago. En el año que ha transcurrido el joven venció al Rey de Northumberland, mató a un gigante, acabó con unos Sajones y, sobre todo, conquistó el castillo encantado de la Dolorosa Guarda, donde levantó la gran piedra que sólo el hombre destinado a poseer el castillo podía levantar. Bajo la piedra había una inscripción: "Este es el castillo de Sir Lanzarote, hijo del Rey Ban de Ganis". Por fin quedó revelada la identidad del Caballero del Lago y todos hicieron gran regocijo, puesto que el hijo del Rey Ban es el legítimo heredero del país de Ganis, y todos los exiliados, como sus primos Sir Bors y Sir Lionel, y sus parientes lejanos, Sir Julian y Sir Henri, aceptaron al joven Lanzarote como su líder en el exilio.

"Sir Lanzarote... bueno, habrá que ver qué es lo que consigue este caballerete" - Sir Nerovens, no dejándose impresionar

Los Caballeros en 524

Sir Nerovens (Edad 33)
Caballero Celta Cristiano Britano, Caballero de la Tabla Redonda, Gloria 15.192
Características: TAM 18, DES 15, FUE 18, CON 19, ASP 11.
Habilidades: Espada 29, Batalla 20, Equitación 12, Lanza de Caballería 18, Percepción 17, Intrigar 16, Torneo 16, Administración 15, Primeros Auxilios 15.
Rasgos y Pasiones: Lealtad (Señor - Alto Rey Arturo) 21, Valiente 20, Generoso 17, Casto 16, Enérgico 16, Frugal 16, Modesto 16.
Posesiones: 2 señoríos en Deira, 2 señoríos en Hampshire, Castillo en Hampshire (Mediano, VD 26/10, 2 Caballeros y 10 Soldados), 10 Libras de ingresos anuales, 35 Libras en botín, Caballo de Batalla Andaluz, 4 Caballos de Batalla, 6 Caballos de Silla, 2 Acémilas, 1 moneda de plata de Epona.

Sir Soland (Edad 36)
Caballero Celta Cristiano Britano, Caballero de la Tabla Redonda, Gloria 12.164
Características: TAM 17, DES 14, FUE 14, CON 19, ASP 9.
Habilidades: Lanza de Caballería 27, Espada 21, Equitación 18, Batalla 16, Cortesía 15.
Rasgos y Pasiones: Lealtad (Conde Tribuit) 20, Lealtad (Alto Rey Arturo) 17, Honor 16, Amor (Santo Grial) 18, Enérgico 18, Valiente 17, Generoso 16.
Posesiones: 3 Señoríos en Marlborough (herencia para su hijo), 163 Libras en botín (herencia para su hijo), Brazalete enjoyado (10 Libras) (herencia para su hijo), Lanza Bendita (+1 Lanza de Caballería), Caballo de Batalla Andaluz, 2 Caballos de Batalla, 2 Acémilas, 1 moneda de plata de Epona.

Sir Alfred (Edad 31)
Caballero Celta Pagano, Caballero Vasallo, Gloria 6.284.
Características: TAM 15, DES 13, FUE 15, CON 19, ASP 8.
Habilidades: Espada 26, Equitación 21, Lanza de Caballería 20, Batalla 15.
Rasgos y Pasiones: Lealtad (Señor - Rydychan) 18, Amor (Familia) 18, Amorío (Ginebra) 18, Lealtad (Alto Rey Arturo) 17, Enérgico 18, Valiente 18, Lujurioso 16, Generoso 16, Orgulloso 16.
Posesiones: 2 Señoríos en Rydychan, 26 Libras en botín.

Sir Julian (Edad 32)
Caballero Franco Cristiano Romano, Caballero Vasallo, Gloria 5.541
Características: TAM 15, DES 14, FUE 17, CON 16, ASP 12.
Habilidades: Espada 21, Equitación 18, Lanza de Caballería 16, Coquetear 16, Percepción 15.
Rasgos y Pasiones: Lealtad (Señor - Alto Rey Arturo) 18, Honor 16, Valiente 17, Casto 16, Clemente 16, Energico 16, Indulgente 16, Modesto 16.
Posesiones: 3 Señoríos en Portsmouth, 1 Señorío en Salisbury, 65 Libras en botín, Caballo de Batalla Andaluz, 1 moneda de plata de Epona.

Sir Henri (Edad 21)
Caballero Franco Cristiano Arriano, Caballero Mantenido, Gloria 1.979
Características: TAM 15, DES 13, FUE 16, CON 16, ASP 13.
Habilidades: Espada 19, Lanza de Caballería 16, Equitación 15, Cortesía 16.
Rasgos y Pasiones: Lealtad (Señor - Alto Rey Arturo) 18, Generoso 16, Valiente 16.
Posesiones: Lo que le entregue su señor.

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